Las bodegas San José, San Juan, Santa Teresa, Santa Elisa, La Cruz, La Carmela y La Andana Húmeda, conforman un conjunto arquitectónico único en Chiclana de la Frontera. Ubicadas en el barrio de La Banda, por su cercanía al Atlántico, los esteros, la Bahía de Cádiz y el río Iro, poseen un perfecto y único microclima para la crianza de vinos generosos desde hace 160 años.
Refiriéndose a las bodegas de Chiclana de la Frontera en particular, realiza la siguiente descripción: “[…] sus características constructivas son: para las cubiertas se utiliza la teja plana o de tipo árabe y, en este siglo [siglo XX], la uralita; la disposición suele ser a dos aguas y, dependiendo de la época, se recurre a los entramados de madera o las estructuras metálicas. Para los pavimentos se utiliza la tierra prensada, la losa de barro o el ladrillo del mismo material y, posteriormente, los pavimentos corridos de cemento y el adoquinado; los muros son rectos, de gran altura y encalados y alojan vanos en arco rebajado, de medio punto y rectos abiertos en limpio; las estructuras de soporte suelen estar formadas por poderosos pilares de fábrica, reservándose la columna de fundición para los voladizos o pequeñas estancias”.
En este sentido, destaca la conocida como nave Arbolí de Bodegas Vélez, única bodega de planta basilical de Chiclana de la Frontera.
Era común -explica Sobrino, especialista en arquitectura industrial de la Universidad de Sevilla– que en la arquitectura bodeguera se tirara de la nave a dos aguas, con cobertizos abiertos para el almacenaje, y “edificios-bloque para residencia de propietarios o de oficinas”. En la ruta de bodegas visitables de Chiclana, las Bodegas Vélez ubicadas en la calle San Antonio, constituyen una parada imprescindible para conocer un lugar cuya fundación se remonta a 1857.